Término Municipal de Torre de Juan Abad
Extensión y Término Municipal de Torre de Juan Abad
Torre de Juan Abad aparece por primera vez en la historia, con base documental en el siglo XIII. En Burgos, el 6 de mayo del año 1214, Alfonso VIII firma una carta de donación concediendo el castillo de Eznavejor, con toda su jurisdicción, a la Orden de Santiago.
El crecimiento del lugar próximo de Torre de Juan Abad determinó la despoblación y ruina de Eznavejor, los amplios territorios de esta importante fortaleza musulmana pasaron a ser de esta villa, lo que hizo que la Torre de Juan Abad, que aparece por primera vez como tal en 1243 al ser reclamada por el Concejo de Alcaraz y adjudicada a la Orden de Santiago, comenzara a adquirir capital importancia, convirtiéndose en una de las tres históricas cabeceras del Campo de Montiel.
En 1273 Alfonso X el Sabio, habiéndose celebrado Cortes en Almagro, dio a esta población “privilegios y dictado de Lealtad con uso de armas que fueron: sobre plata un león empinante a una torre, todo de gules, y un lucero de azur con bordura asimismo de gules y ocho aspas de oro”, concedidas por el Rey por haber concurrido los de esta villa a la famosa toma de Baeza.
Los antiguos privilegios fueron confirmados por los Reyes Católicos en el Capítulo General que la Orden de Santiago celebró en Tordesillas el 26 de junio de 1494, según testimonios que obran en el archivo municipal.
En 1496 fue declarada Libre y de Fuero Real por los monarcas, dándole algunas exenciones por haber contribuido las milicias de este lugar a la toma de Granada.
Juan Abad, llamado Juan Martínez era hijo de D. Martín Fernández de Calagurra, primo del fundador de la Orden de Santiago.
Juan Abad fue quien dio nombre a Torre de Juan Abad, que era Caballero de Guerra apasionado por las fronteras y fortificaciones tierra a dentro.
El Concejo de la Villa, en las Relaciones Topográficas dadas a Felipe II en 15 de diciembre de 1575, consignaba: “… y que se platica que este nombre villa Torre Juan Abad lo tiene porque hubo un alcayde en la fortaleza de ella que se decía Juan Abad… y que en esta villa hay un rastro de edificio antiguo que los antiguos han dicho que había en él una torre alta y parece así que tenía otros edificios alrededor de ella… y junto de ello una ermita que dicen Santiago y en la dicha torre tuvo un alcayde que se decía Juan Abad…”.
Más de 800 años de historia dan fe de este rincón manchego cuyo dueño y señor fue Don Francisco de Quevedo y Villegas, una de las plumas más exitosas y conocidas del Siglo de Oro español.
Se cuenta que tras salir de la prisión de San Marcos de León, año 1643 y al carecer de médico la villa, fue trasladado a la celda del convento de Santo Domingo en Villanueva de los Infantes y dos años después falleció.
La estatua de Quevedo sentado, desafiando al viajero, en la Plaza del Parador de Torre de Juan Abad, recuerda la relación del escritor y poeta con su señorío, fruto de la herencia de su progenitora y de una veintena de pleitos para cobrarse tal derecho.
No dejéis de visitar la Casa Museo que lleva su nombre y así poder observar el fondo documental y la colección de objetos personales.
Pero no sólo Quevedo paseó y se inspiró en los rincones de Torre de Juan Abad, Jorge Manrique también contempló la belleza de este pueblo manchego, en especial la Ermita Templaria de Nuestra Señora La Virgen de la Vega, patrona de torreños y torreñas, edificada por la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Jerusalén, los Templarios.
Volvemos al centro de la villa donde la Iglesia renacentista de Nuestra Señora de los Olmos alberga uno de los órganos barrocos catedralicios más originales que se conservan, obra de Gaspar de la Redonda Zevallos y que año tras año enamora con su sonido celestial en el Ciclo Internacional de Conciertos. Y qué decir tiene el retablo de estilo manierista que preside la Iglesia, una joya patrimonial que data del año 1607, obra de Francisco Cano.
Este retablo es el mejor conservado de la provincia de Ciudad Real y, además, es, junto con el de Terrinches, los únicos que sobrevivieron a la contienda civil española. Todo ello, porque el resto de los retablos quedaron destruidos o expoliados por las tropas de sendos bandos.
En los alrededores de Torre de Juan Abad también tienen cabida fortalezas, castillos y torreones. Camino de Villamanrique encontramos las Torres de Xoray o Castillo de Eznavejor en el conocido Estrecho de las Torres. En las proximidades de la villa, sobre un cerro elevado en el arroyo de la Cañada, destaca la imponente Torre de la Higuera, vigilante y susurrando de peligros tanto al Castillo de Eznavejor como al Castillo de Montizón, fortaleza avanzada de los caballeros de la Orden de Santiago en el Campo de Montiel.
Si no sabías qué ver en Torre de Juan Abad, ahora no tienes excusa para visitarlo y disfrutar de su belleza, de su gente y su historia.
Torre de Juan Abad, una de las tres cabeceras de la Orden de Santiago en el Campo de Montiel y señorío del escritor Don Francisco de Quevedo y Villegas, cuenta con un término municipal de 399,7 Km², herencia del que tuvo en época medieval, mucho más extenso y del que fueron paulatinamente desgajándose los de Torrenueva, Villamanrique y Castellar de Santiago. La amplitud de su jurisdicción municipal lleva sus límites hasta los términos de Cózar, Almedina, Santa Cruz de Mudela, Viso del Marqués, Montiel, Valdepeñas y Santisteban del Puerto (Jaén), además de los anteriormente mencionados. El límite con Valdepeñas viene determinado por el curso del río Jabalón.
Además de este río, son numerosos los arroyos que surcan el término, en especial en la cuenca del Guadalén, al Este.
La tradicional importancia económica de estos cursos de agua se pone de manifiesto ya en el s. XVI, cuando las Relaciones Topográficas dan noticia de la abundancia de molinos existentes en los mismos:
"... en el rio de la Cañada Santa Maria hay trece molinos que muelen represando el agua ... e que en el rio Guadiana [¿Guadalén?] hay otros dos molinos ... en el rio Xabalon hay un molino ... y otro molino ... y otro ... que cada uno rentara cada un año treinta mil maravedis ... e que en el rio Guadalén y en la Cañada Santa Maria hay dos puentes pequeñas y que no hay aceñas, ...".
De estos molinos aún se conserva, aunque readaptado como casa de campo particular, el conocido como Molino de Frías. Es un molino maquilero, del que se conserva parte de la maquinaria, la presa y el caz.
Los relieves de Sierra Morena, en la mitad sur, rompen la monótona sucesión de suaves ondulaciones y llanos que caracterizan el paisaje por el norte. Destacan, al respecto, Cabeza de Buey (1.155 m.) y Porquezuela (945 m.) como las mayores elevaciones del término. Estos rasgos orográficos, unidos a un clima templado con matiz continental, determinan una gran diversidad paisajística asociada a una vegetación de monte bajo mediterráneo, más abundante en las zonas de sierra.
Al igual que ocurre en la mayoría de los pueblos del Campo de Montiel, el núcleo urbano se asienta, en una elevación del terreno -en este caso muy suave-, cuyo lugar prominente es ocupado por la iglesia. No obstante, a diferencia de muchos de ellos, su trazado urbano es bastante regular, evidenciando en escasa medida su origen medieval.
La actividad económica principal es la agricultura. Los cultivos de cereal ocupan las mejores tierras, junto al olivo y, en menor proporción, la vid. En la ganadería cabe destacar la cría de reses bravas en los pastizales y dehesas. La tradición agraria queda puesta de manifiesto en la existencia de numerosos cortijos y quinterías, muchos ya abandonados, en sus alrededores. Es el caso de las quinterías de Fontes, La Torre (s. XIX) y el cortijo de la Fuente del Conejo (s. XVIII).
Asimismo, Torre de Juan Abad contó con una tejera, la llamada Fábrica de Santa Bárbara, hoy en desuso, y de la que sólo se conserva la alta torre en ladrillo del horno central y parte del recinto externo.
Actualmente, la economía del municipio se diversifica gracias a la pujanza de la construcción y, en menor medida, los servicios
Zona de poblamiento antiguo, como atestiguan los numerosos restos arqueológicos hallados en su término. Hay constancia de restos del Calcolítico en el Cerro del Gato, del Bronce en el Cerro de los Gatos, del Hierro en Cerro del Rey, el Morrón y los Castillejos, y Calcolítico-Medieval en Los Parrales.
No obstante, el hallazgo más interesante se produjo en 1934, en Cabeza de Buey. Se encontró por casualidad, en las faenas agrícolas, un tesoro con abundante orfebrería ibérica y monedas romanas. El conjunto estaba integrada por «un cuenco, cuatro torques, un traquial, una fíbula o imperdible y 480 denarios que se encontraban en el interior del cuenco». Actualmente está depositado y expuesto, en parte, en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid. Leer más sobre la Cabeza del Buey...
Centrándonos en el actual enclave de Torre de Juan Abad, podemos decir que es uno de los enclaves más antiguos de la Orden de Santiago en el Campo de Montiel. Por su posición geográfica y estratégica, limítrofe con Andalucía, fue convertida en uno de los tres enclaves fuertes (Montiel, Alhambra y Eznavejore) que la Orden implantó en el territorio para estructurar primero su defensa y organizar después su repoblación. Sus orígenes se vinculan con los del Castillo de Eznavejore, conquistado a los musulmanes en el año 1213, y cedido a la Orden de Santiago en 1214, con la intención de que lo repoblara. Muy pronto cambió su antigua denominación por la de Torre de Juan Abad, haciendo honor, según se explica en las Relaciones Topográficas, a uno de sus alcaides, llamado Juan Abad. Hervás prefiere considerar que tal nombre proviene del caballero santiaguista que conquistó este enclave para su Orden. Durante el mandato del Maestre Don Alonso de Cárdenas le fueron confirmados todos sus privilegios.
A lo largo del siglo XV sufrió diversas destrucciones provocadas por los recelos de Los Manrique, Comendadores de Montizón, deseosos de someter el término para convertirlo en una dehesa de esta encomienda, de la que la Torre de Juan Abad formó parte junto con otros lugares como Chiclana, Castellar de Santiago o Villamanrique.
En 1597 compró su independencia jurisdiccional respecto al Partido de Infantes, bajo el que se encontraba sujeta desde el año 1566. El esfuerzo resultó tan gravoso que determinó un gran endeudamiento, provocando la sumisión a un nuevo señor: D. Francisco de Quevedo y Villegas, hecho éste que posibilitó la estancia del escritor en la villa hasta su muerte en 1645, siendo después enterrado sus restos en la Parroquia de San Andrés de la vecina Villanueva de los Infantes.
Finalmente, señalaremos que había un camino real que unía Madrid y Toledo con Andalucía que pasaba por Alcubillas, Cózar, La Torre, Venta Nueva, Venta de los Santos, etc.
El edificio más representativo de la Plaza es la Casa de la Tercia, donde se guardaba el pan de la mesa maestral. Es un edificio de piedra labrada con el escudo de Carlos V esculpido en piedra. Tiene un bello soporte con cinco arcos, apoyados sobre pilares cuadrados.
Situada en la Plaza del Ayuntamiento, conserva unos soportales que cuentan con arcos de medio punto realizados en arenisca de tonos grisáceos. El nombre es engañoso ya que se trata de la antigua alhóndiga de la villa, de la que se han perdido el resto de estructuras que la integraban. Junto a los arcos se documenta la presencia de un escudo con el águila imperial perteneciente a Carlos I. Es biblioteca y, desde 1985, hogar del jubilado.
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La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de los Olmos se encuentra situada en el centro de la villa sobre un promontorio artificial que la sobreeleva del nivel del trazado urbano. Son diversos los estudios que se han hecho sobre el inmueble, pero para su descripción artística se cuenta con trabajo de Pilar Molino Chamizo, que a continuación se cita:
Lo primero que llama la atención es la gran diferencia de altura entre el conjunto formado por el presbiterio-crucero y el cuerpo principal, indicándonos la existencia de dos fases constructivas, corroboradas por la diversidad de estilos. El presbiterio presenta planta pentagonal, reforzada con seis enormes contrafuertes escalonados, rematados con pináculos piramidales, algunos coronados con esferas, otros con cruces de hierro. Tanto los paramentos de los muros como los estribos están íntegramente realizados en sillares de piedra, cortados y ensamblados regularmente. En las ventanas se observa una decoración de cadenas de espejos, muy similar a la utilizada en Andalucía por la escuela de Vandelvira.
Junto al presbiterio, en el lado Sur, se dispone el cuerpo rectangular de la sacristía, construcción de poco alzado, realizada íntegramente en sillares, con un zócalo de refuerzo. En su cara principal se abren dos bellas ventanas rectangulares, apoyadas sobre pilastras toscanas, con jambas cajeadas, adornadas con cenefas florales. Sobre los capiteles descansa un frontón triangular, adornando su interior con medallones, en uno de los que puede apreciarse la cruz de Santiago. En las esquinas dos acróteras piramidales, rematadas con esferas escurialenses.
El cuerpo principal es mucho más bajo y estrecho que el presbiterio. No presenta ningún estribo de refuerzo. En sus muros, también realizados en sillares, se abren cuatro ventanas rectangulares, dos en cada lado, y dos portadas, siendo la más importante la del lado Sur. Ésta se articula en dos cuerpos, el inferior sobre arco de medio punto, sostenido sobre pilastras, con la clave central resaltada, adornada con la cruz de Santiago, y dos enjutas a los lados, ornamentadas con dos florones. El arco de ingreso se integra bajo una fuerte estructura sostenida sobre pilastras y columnas toscanas. Sobre los capiteles descansa un friso liso, rematado en una cornisa volada, antiguamente decorada con dos acróteras. El segundo cuerpo presenta una hornacina central, rematada con recuadros en forma de orejetas, flanqueada por pilastras toscanas, coronadas con frontón triangular, adornado con pináculos esféricos.
La portada del lado Norte es mucho más antigua que la del lado Sur. Se compone de un arco conopial, con suaves arquivoltas abocinadas y gablete apenas insinuado, íntegramente realizada en sillares de piedra, remarcando el dovelaje. Sobre su parte superior quedan restos de una pequeña moldura, a modo de cornisa, correspondiente al arranque de un antiguo antepecho o portalillo.
La torre campanario se sitúa en el lado Oeste, acompañada de su correspondiente caja de escaleras, semicircular, en cuyo interior se desarrolla escalera de caracol con machón central recto. La torre en sí, de planta cuadrada, se divide en dos cuerpos, siendo el inferior mucho más elevado que el superior, presentando cuatro altos vanos bajo arcos de medio punto. El cuerpo superior, ligeramente más pequeño, está muy reconstruido. Realizado en sillares, se corona con una balaustrada de piedra, adornada con cuatro pirámides escurialenses en las esquinas, Sobre él un chapitel piramidal, de cuatro faldones, con su bola, cruz y veleta de hierro.
Interiormente el templo presenta planta rectangular, con un crucero apenas esbozado, uniéndose en el lado de la epístola el cuerpo rectangular de la sacristía, que abarca todo el brazo derecho del transepto. El presbiterio, de planta poligonal, ha conservado su ornamentación original, con artesonado de madera, ricamente decorado con pintura, representando símbolos marianos, decoración vegetal e imágenes de santos.
Mención singular merece el magnífico retablo mayor, dedicado a la Virgen, obra de Francisco Cano, realizado entre los últimos años del siglo XVI y comienzos de la centuria siguiente. Se compone de predela, tres cuerpos, tres calles y cuatro entrecalles. En la predela se representan, en bajorrelieve, varias escenas de la Pasión de Cristo, destacando “la Última Cena” y el “Lavatorio de Pies”, así como diversos Padres de la Iglesia y otros Santos, entre los que encontramos a San Sebastián y San Francisco. Los tres cuerpos se articulan mediante columnas clásicas (Dóricas en el primer cuerpo, corintias en el segundo y compuestas en el tercero), combinando los frontones triangulares y semicirculares, enteros o partidos mediante escudos y cartelas, en cuyo interior se esculpen las armas de la Orden de Santiago. Las entrecalles están ocupadas por las doce tallas, en tamaño natural de los apóstoles. Las calles laterales acogen cuatro tablas en las que se pintan escenas de la vida de la Virgen, como el “Nacimiento”, “Adoración”, “Presentación en el templo” o “el encuentro de Santa Isabel”. Ambas se rematan con grandiosas esculturas, destacando la talla de San Miguel Arcángel, situada en el extremo superior del lado del evangelio. Destaca también el bellísimo programa del cuerpo central, con su tabernáculo y el relieve de la “Asunción”. Sobre esta última escena un Calvario, con las impresionantes tallas del Cristo Crucificado, La Virgen y San Juan, coronados por el Padre Eterno. Todo el conjunto se remata con la escena de la “Coronación de la Virgen”. Leer más...
El crucero se cierra con una magnífica cúpula de media naranja, gallonada, adornada con clave pinjante, sostenida sobre cuatro pechinas en las que se pintaron los cuatro evangelistas. Por encima de la cúpula, en la cubierta, quedan restos de anteriores nervaduras tardogóticas, pertenecientes a una etapa anterior. Como apoyos descansa sobre cuatro pilastras toscanas. Junto al arco toral, en su parte interna, se descubren dos semicolumnas corintias, con fustes acanalados. Pertenecen ambas a la antigua estructura del siglo XVI, sobre la que descansaría una bóveda de terceletes hoy desaparecida.
La ornamentación del presbiterio se completa con varios retablos barrocos.
El cuerpo principal, mucho más bajo y estrecho que la capilla mayor y crucero se sostiene sobre cuatro arcos fajones de medio punto, sostenidos sobre pilastras toscanas, cuyos capiteles se integran en un entablamento corrido, a modo de línea de impostas. Se cubre con bóveda de cañón con lunetos y vanos termales.
A los pies del templo se sitúan el coro y la tribunilla del órgano, ésta junto a la nave del evangelio, sobre una estructura de madera, con su balaustrada y zapatas. En su interior se conserva, prácticamente entero, un órgano original del siglo XVIII, verdadera joya de la época, con su caja tallada y pintada.
Históricamente el proceso constructivo de esta parroquia es uno de los más complicados y largos del territorio. En un primer momento se eligió un modelo medieval, mudéjar, reformado ya en el segundo tercio del siglo XVI por maestros del círculo de Infantes, combinando sabiamente influencias estructurales tardogóticas con ciertos atisbos renacentistas, vinculados con el estilo desarrollado por Vandelvira en Jaén. En esta misma época se incluye la realización del retablo de Cano, verdadero triunfo de los presupuestos renacentistas.
Entre los años 1672 y 1698 se introdujeron los primeros atisbos de la estética depurada heredera de los hallazgos escurialenses, precursora de las plantas conventuales barrocas, como lo demuestra la elección de un cuerpo sobre pilastras dóricas, sencillo, con predominio de un desarrollo longitudinal, perfectamente integrado con la antigua cabecera tardogótica. Los problemas estructurales, siempre presentes como una grave amenaza a lo largo de su construcción, determinaron la sustitución de los terceletes por una media naranja entre los años 1698 y 1717, época a la que también pertenece la sacristía, fruto ya de una concepción plenamente barroca, rechazando todos los vestigios góticos, excepto las columnas del arco toral. Esta fase se completa con la construcción de la torre campanario en los años treinta del siglo XVIII.
La lentitud en la finalización definitiva de este templo ha sido, para nosotros, un hecho excepcional, al posibilitar que llegar a finales del siglo XVIII con una fábrica prácticamente renovada, constantemente reparada para evitar que los logros de una fase se perdieran al arruinarse las intervenciones realizadas en épocas anteriores. Todo ello ha llegado hasta nuestros días casi completo, no sólo la fábrica material, sino también las pinturas del presbiterio, el maravilloso retablo mayor y retablos colaterales o el casi exclusivo órgano, supervivientes de los avatares de la historia, y sobre todo de la destrucción de la Guerra Civil”.
PILA BAUTISMAL: Esta Iglesia, como todas las Parroquias necesitaba una Pila donde administrar el sacramento del Bautismo. La que conserva esta parroquia, esta esculpida en dos grandes piezas de piedra (pie y copa) fue colocada el 23 de Julio de 1592.
Puede verse una reproducción del Acta del Libro 1º de Bautismos, en su folio 103, dónde se habla de su colocación y del primer bautizado en ella.
El Órgano Histórico de Torre de Juan Abad, es un magnífico instrumento perteneciente a la organería española del S. XVIII. Fue construido por el maestro Gaspar de la Redonda Zevallos en 1763. Junto con el de Terrinches y el de Villahermosa, es el único Órgano histórico que conservamos en nuestra provincia, y uno de los pocos de toda la región. Ello lo hace, aún, mucho más valioso dándole categoría de “pieza histórica”, pues cuenta con el 99% del material original. Es un verdadero tesoro musical, que ha llegado hasta nosotros, y que nos permite acercarnos a lo que fueron los Órganos ibéricos. La restauración de que fue objeto en el año 2001, por el Organero francés Alain Faye, consistió en limpieza, puesta de nuevo en funcionamiento, montaje y afinación de todas sus piezas. El precio y las “características que había de tener este Órgano”, cuyo contrato conservamos en los archivos, nos hablan de la importancia de este instrumento. 60 años después volvió a sonar esta joya de traza y piezas únicas (más de los 95 % originales), tras un impecable y minucioso trabajo de restauración llevado a cabo por Alain Faye y sus prestigiosos maestros organeros. Leer más...
Paraje Cerro Pardo, s/n
Vva. de los Infantes (C.Real)
Tlf. 926 35 01 38
Museo dedicado a la vida y obra de D. Francisco de Quevedo y Villegas, situado en un caserón del siglo XVII, propiedad de su madre, y en el que pasó unos 10 años. Allí compuso la mayor parte de sus obras y, como Señor de la Villa de Torre de Juan Abad y posteriormente como Secretario Real, despachó asuntos de Estado y recibió a los personajes más influyentes de la política y la sociedad del momento. En la parte superior, antes destinada a las cámaras (de almacenamiento de trigo y grano) está la Sala-Museo dedicada al escritor, donde se puede observar diferente documentación y objetos personales como un tintero de cerámica talaverana, del siglo XVII, perteneció a Quevedo durante su estancia en esta villa (1609-1644), del cual salieron algunas de sus más importantes obras; y el sillón que utilizaba en su casa, hecho a mano, con maderas enteras, tallado tabla a tabla.
Entre los documentos originales se encuentran:
- El Testamento de Quevedo (firmado en Villanueva de los Infantes el 26 de Abril de 1665) por el que funda un mayorazgo sobre los bienes muebles y raíces, derechos y acciones, nombrando como primer sucesor a su sobrino Pedro de Alderete.
- El Título de Caballero de la Orden de Santiago, otorgado por Felipe IV a favor de Luís de Peralta (Firmado por el Rey el 13-8-1624).
- El Reglamento de la Orden de Santiago, con las reglas y estamentos de la Caballería de Santiago de la Espada de 1627
- La Historia de la Vida del Buscón llamado don Pablos (M DC XXIX)
- Les Vision del Seur de la Geneste, traducción de los sueños de Quevedo de 1639.
- El Árbol Genealógico de los Quevedos Carrillos y Alderetes.
- También se pueden ver diferentes obras tanto en prosa como en verso, escritas desde Torre de Juan Abad.
Importante es, así mismo, la Biblioteca, que cuenta con numerosas obras de Quevedo y de otros autores del Siglo de Oro, destinada especialmente a investigadores y estudiosos de la obra de Quevedo.
La Casa de Quevedo también alberga dos salas de arte dedicadas a exposiciones temporales, un Salón Cultural y el Patio, utilizado para representaciones teatrales, en el que se conserva el pozo de nieve original.
La casa fue comprada por el Ayuntamiento en el año 1992. Ya Madoz en su Diccionario la califica como una de las más principales del pueblo. La casa perteneció a Mª de Santibáñez, madre de Francisco de Quevedo. Muerta ésta en 1600 el escritor heredó la vivienda. Entre el año 1600 y el 1645 -fecha de su muerte-, Quevedo pasó unos 12 años residiendo en dicha casa, en diferentes periodos de su vida, siendo las razones que motivaron esta residencia: el destierro, motivos de salud y retirarse para escribir.
Institución de la que depende: Ayuntamiento de Torre de Juan Abad. Servicios: Organización de eventos como: Jornadas Literarias en torno a Quevedo y a la Torre de Juan Abad, Certamen Internacional Literario “Villa de Quevedo”, Congreso Internacional “Francisco de Quevedo” y Encuentro Coros y Rondallas “Francisco de Quevedo.
La Plaza del Calvario, con su parque de moderna construcción, su hermosa fuente y la parada de autobuses de acceso al pueblo, es uno de los enclaves de gran bullicio de La Torre. Dispone de un panel informativo sobre la Villa de La Torre.
En esta plaza también hay 2 monolitos turísticos, uno de ellos indicando que La Torre está en el itinerario de Rutas Literarias.
La preside una estatua en bronce de D. Francisco de Quevedo, obra de Joaquín García Donaire, costeada con la colaboración de todos los vecinos y organismos oficiales; fue inaugurada el 10 de julio de 1977. Aquí permanece el poeta y su obra esparcida en el pueblo y en sus tierras.
Es el edificio más antiguo de la población. Recibe su nombre del antiquísimo mesón-posada que tenía la población para los numerosos viajeros que por ella pasaban y “paraban”, y que hoy en día separa las calles del Agua y Oscura. Atravesaba la población el antiguo Camino Real de los Campos de Madrid a Andalucía, camino importante en la vertebración viaria de la Península. Unía la Corte y la Meseta, pasando Sierra Morena por el puerto de Montizón, Barranco Hondo, Puerto de San Esteban o Saltus Castulonensis para los romanos, que por todos estos nombres se le conocía, con Sevilla. Este camino de carros, se hallaba flanqueado por pozos y abrevaderos para las caballerías, como es el caso del “Pozo del Paraor” y la Posada que aún hoy se conservan.
La posada fue la que más trajín tuvo en el pueblo. Por el Camino Real le llegaron viandantes, arrieros con sus mulos cargados de mercancías; las huestes de los Reyes Católicos en los años de la Guerra de Granada utilizaron este camino que el 13 de febrero de 1624, el rey Felipe IV elige como el mejor cuando se dispone a visitar los reinos de Andalucía; por aquí dejó sellado su paso Santa Teresa de Jesús en su camino hacia Beas de Segura el 15 de febrero de 1575.
En uno de sus laterales se levanta la casa solariega dónde el 13 de octubre de 1873 se cometió el famoso “Robo de Don Juan". Los ladrones consiguieron un botín de nueve mulas cargadas de oro. Esta Casa Solariega es una casa típica manchega de finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, con muros de mampostería, revocados, con sillares vistos en las esquinas. De fachada encalada, posee una atractiva portada con balcón, enjambrada en piedra, y ventanas de diferentes períodos enrejadas maravillosamente en todas sus fachadas, siendo notables las de hierro plegado.
Se construyó en 1991. Pantano para abastecimiento de agua potable a distintas poblaciones del Campo de Montiel, en el se practica la pesca deportiva y otros deportes como el piragüismo, el senderismo y el cicloturismo. Este embalse pertenece a la Confederación Hidrográfica del Guadiana y está en la cuenca del Jabalón. Tiene una capacidad de 41 Hectómetros cúbicos y ocupa una superficie de 690 hectáreas.
Forma un enclave de alto valor ecológico. Gran variedad de aves acuáticas y migratorias usan este embalse como comedero y zona de descanso. Ver más sobre el embalse de La Cabezuela...
Paseo de las Cooperativas, 2
Villanueva de los Infantes (Ciudad Real)
Tlf. 926 361 824 - 685 696 740
Está situada a unos 4 kilómetros al Oeste del Municipio, en una zona dedicada al cultivo hortícola, junto al Arroyo de Santa María.
El origen de la construcción se remonta al siglo XIII según Planchuelo, aunque es difícil precisar este extremo. Ha sufrido constantes modificaciones a lo largo de los siglos, por lo que el edificio actual debe distar mucho del original. Tenemos varias fuentes históricas para conocer la estructura del edificio, si bien, la que más datos aporta es la visita de la Orden de Santiago de 1478... Leer más...
A la salida del pueblo un bonito paseo arbolado con bancos a ambos lados conduce tras 1 Km., a La Fuente del Pilar y su alberca. Al pie de la fuente, se encuentra esta inscripción: “Fuente del Pilar. Reconstruida siendo alcalde, D. Fidel de Lara González en 1908.”Tres enormes álamos blancos, centenarios, a la derecha, con las huellas indelebles del tiempo, la custodian como leales guardianes. Por debajo de ellos, unos retretes de reciente construcción. En el lateral izquierdo de la fuente, una cocina cubierta; y una pequeña capilla, bajo la advocación de San Cristóbal. Detrás, un parque arbolado.
Por encima de la fuente, un parque donde da comienzo la falda del monte: acacias, chopos, olmos, rosales, alguna que otra morera, además de merendero y barbacoa y juegos para los niños; y diferentes plantas y árboles a ambos lados de la carretera: chopos, olmos, acacias, moreras, arces, rosales, adelfas, nogales, evónimos…, que alegran y dan frescor a su entorno.
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Se celebra a mediados de Agosto, viernes, sábado y finaliza con la Traída de la Virgen de la Vega, el domingo, hacia Torre de Juan Abad, a la Iglesia de Ntra. Sra. de los Olmos.
Durante el trayecto de la ermita al pueblo y acompañada de gran número de torreños y torreñas, se cantan salves a la Virgen y se realizan pujas para llevar las andas de la Virgen.
En la Plaza del Ayuntamiento, en frente de la Casa de la Tercia, llega uno de los momentos más bonitos de la traída, La Salve a la Virgen. Y al llegar a la Iglesia, se produce el momento cumbre, la entrada de la Patrona con el forcejeo de los que intentan meter a la Virgen en el interior de la Iglesia y los que pretenden que la Virgen siga más tiempo en las puertas de la Iglesia.
Vídeos: Entrada y "forcejeo" de la Virgen de la Vega · Salve a la Virgen de la Vega
Del 7 al 10 de Septiembre
16 de Enero
Primeros de Mayo