El Órgano Histórico de Torre de Juan Abad, es un magnífico instrumento perteneciente a la organería española del S. XVIII. Fue construido por el maestro Gaspar de la Redonda Zevallos, natural de Campillo de Altobuey (Cuenca) en 1763. Junto con el de Terrinches y el de Villahermosa, es el único Órgano histórico que conservamos en nuestra provincia, y uno de los pocos de toda la región. Ello lo hace, aún, mucho más valioso dándole categoría de “pieza histórica”, pues cuenta con el 99% del material original. Es un verdadero tesoro musical, que ha llegado hasta nosotros, y que nos permite acercarnos a lo que fueron los Órganos ibéricos. La restauración de que fue objeto en el año 2001, por el Organero francés Alain Faye, consistió en limpieza, puesta de nuevo en funcionamiento, montaje y afinación de todas sus piezas. El precio y las “características que había de tener este Órgano”, cuyo contrato conservamos en los archivos, nos hablan de la importancia de este instrumento. 60 años después volvió a sonar esta joya de traza y piezas únicas (más de los 95% originales), tras un impecable y minucioso trabajo de restauración llevado a cabo por Alain Faye y sus prestigiosos maestros organeros.
(Fuente: Torre de Juan Abad en su Historia, La Huella de Quevedo - Juan Jiménez Ballesta y colaboración de José María Lozano Cabezuelo)
El uso de piezas musicales para acompañamiento de los oficios religiosos, especialmente en determinadas partes de la liturgia en las celebraciones de los domingos y otras fiestas de relevancia, parte del siglo XVI. La mayoría de las iglesias y ermitas de más importancia adquirieron durante este siglo pequeños órganos realejos o positivos. Dado que precisaban de un especialista para tocarlos, por lo general, al propio sacristán se le asignaba un salario anual por este trabajo. Además, en algunas ocasiones, estos instrumentos se completaban con algún grupo de músicos y, sobre todo, de chirimías (instrumento de viento cuyo origen data del S. XVI, se trata de una especie de flauta con diez agujeros y lengüeta de caña cuyo uso se relaciona con los actos religiosos)
La existencia de un órgano en Torre de Juan Abad data, al menos, de 1558, siendo rey, Felipe II.
Durante sus estancia en Torre de Juan Abad, Quevedo frecuentó su iglesia para, en lugar privilegiado, asistir a misa. Allí escucharía este órgano y quizás, inspirado en él, dejó escrita hacia 1640 esta reflexión:
"... el órgano una junta de afligidos tocada de la mano poderosa y de sus agravios. Los dos fuelles: el uno que baja, el del dolor; el otro, el que sube, el de la confianza en Dios. Una corneta subida, las alabanzas del alma al que la crio. Corneta muda, los gemidos que no se atreven de miedo a descubrirse. De estos instrumentos, muchos en este siglo..."
En el S. XVII, el órgano se encontraba en situación precaria para su uso y en 1698, el teniente cura de La Torre, manda limpiarlo y entregarlo para el ornato. Antonio de Revilla, organista mayor de Almagro y Antonio del Peral, maestro carpintero de La Torre, acordaron y mandaron ejecutar las dos acciones. El pago se realizó con dinero sacado del caudal de Nuestra Señora de La Vega, por un importe de 710 reales.
En 1763 y tras comprobar el mal estado del órgano, se pensó en la necesidad de construir uno nuevo, se encargó a D. Gaspar de la Redonda Zeballos, maestro organero, iniciar la obra. El coste ascendió a 7000 reales, además del viejo órgano. Así comenzó la construcción y se terminó a finales del mismo año 1763.
Hay varios documentos de interés histórico pegados en el interior del fuelle, así como partituras del primer cuarto del siglo XVII encoladas a las contras de tambor para conservarlas herméticas.
Entre los papeles, algunos ciertamente curiosos. Por ejemplo uno fechado en 1764 y manuscrito por Juan Antonio de la Redonda, hijo de Gaspar, donde muestra a su padre sus progresos en la escritura. Conserva, también en su interior, retazos de la historia de la música: varios tubos de madera, algunos de más de dos metros de altura, están forrados con partituras antiguas. Hay páginas en cifra de órgano procedentes de un ejemplar de la Facultad Orgánica de Alcalá, año 1626.
En otros tubos hay pegadas dos partituras del primer tercio del siglo XVIII. También hay varias hojas con música de Inglaterra para instrumentos de arco, insólita en el panorama español. Sellando el interior de varios tubos, el musicólogo Alejandro Massó descubrió partituras para bass viol inglesa, las únicas conocidas en España hasta el día de hoy.
En 1789 el órgano está tan deteriorado, que si no se arregla, habría desaparecido para siempre. Su restauración corrió a manos de Alain Faye, que por 6000 reales hizo un trabajo admirable.
Este órgano es un magnífico representante de la organeria española del siglo XVIII, caracterizada, frente a la europea, por la inclusión de la trompetería horizontal y por los registros partidos y la consiguiente búsqueda de un contraste tímbrico que hiciera innecesario un segundo teclado. Se trata del único órgano histórico con el 99% de sus piezas originales que se conserva en la provincia y uno de los pocos de toda Castilla-La Mancha.
Tras la restauración de Alain de Faye, el órgano se reinauguró en la noche del 30 de Junio de 2001 en manos de Francis Chapelet y desde ese año, el órgano de Torre de Juan Abad reúne a los organistas más importantes y de mayor prestigio de todo el mundo en sus ciclos de conciertos.
(Fuente: Torre de Juan Abad en su Historia, La Huella de Quevedo - Juan Jiménez Ballesta y colaboración de José María Lozano Cabezuelo
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