Se trata de una danza de ánimas, que tradicionalmente se celebraba nueve días antes del inicio del carnaval. Danzas que han llegado a celebrarse incluso dentro de la iglesia parroquial siempre mirando de frente al lugar donde se encuentra el cementerio, en recuerdo de las ánimas que esperan en el purgatorio. El último día los danzantes salían de la iglesia para dirigirse hasta el cementerio y retornaban de nuevo al punto de partida.
La danza se compone de cuatro figuras o cambios fundamentales, bailándola ocho muchachos acompañados por el ritmo de una guitarra. Los instrumentos que acompañan a la danza son: las castañuelas, guitarra y pandereta.
“Primero comienza con un adulto volteando la bandera de España sobre una pieza de esparto en el suelo, y a continuación se baila la danza de las espadas, en la que se hacen cinco figuras, al son de música de guitarras”
El paso que hacen es siempre el mismo sin ningún cambio y consta de los siguientes movimientos: Se colocan los ocho danzantes en dos filas de cuatro a la voz del que lleva la pandereta que es el que hace de guía. Empiezan a moverse al compás de la guitarra girando sobre sí mismos permaneciendo en fila y quedándose de frente en el primer giro, luego de espaldas y así sucesivamente hasta llegar otra vez al frente, lo que se llama hacer las cuatro caras.
“El fin de la danza es ahorcar al capitán, que en vez de espada lleva una pandereta”, así como posteriormente bailan la danza de la vara, en la que los protagonistas entrelazan, a través de sus movimientos, las cintas que cuelgan de un palo.
Los danzantes van ataviados con el traje tradicional de la zona, incluido el pañuelo de yerbas en la cabeza, y un mantón de manila atado a medio cuerpo.
Al parecer, también existió un personaje llamado ‘loberico’ (similar al perlé de Herencia), una figura extraña que portaba una porra para hacer hueco entre la gente y liberar un espacio para acoger la danza de ánimas.
Igualmente, este cómico era muy útil para el cortejo de parejas, pues según cuenta la tradición “un zagal le pagaba para que fuera a dar un porrazo a la moza que le gustaba, y ésta, a su vez, repetía la acción, si le atraía el chico”.
El Baile de las Cintas, también llamado “vestir la vara", consiste como dice su nombre vestir una vara de 4 metros con 8 cintas, mediante el baile de los danzantes.
Son ocho también los danzantes y un noveno que sujeta la vara. Los danzantes cogen cada uno el cabo de la cinta y danzan en torno al palo al son de la música, que es el mismo toque que el anterior de las espadas. Se van cruzando y van tejiendo la vara, pasando una vez por dentro del compañero y otra vez por fuera.
Cada uno de ellos gira en un sentido para ir tejiendo con su movimiento el recubrimiento de la vara. Después cada uno de los danzantes pone su espada sobre los hombros del capitán, que es quien sujeta la vara, sin dejar de danzar en ningún momento.
Hacen dos vueltas enteras hasta llegar al sitio de partida. Sin dejar de moverse marcando el paso, esperan unos 8 pasos aproximadamente para volver a dar otras dos vueltas para dejar la vara, y quedar al final cada danzante en su sitio de partida.
Cervantes hizo mención en el Quijote al baile de las ánimas en la segunda parte del capitulo XX donde se muestran las Bodas de Camacho. Al hilo de este capítulo escribió que “de allí a poco comenzaron a entrar por diversas partes de la enramada muchas y diferentes danzas, entre las cuales venía una de Espadas, de hasta veinte y cuatro zaeales de gallardo parecer y brío, todos vestidos de delgado y blanquisimo lienzo, con paños de tocar, labrado de varios colores de fina seda…”.
Actualmente este baile se celebra durante los 3 días de carnaval.
Fuentes: albaladejoayto.blogspot.com y agualuzyviento.wordpress.com
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