Valdepeñas es una de las ciudades más importante de la provincia de Ciudad Real, está situada al sudeste y cerca de Sierra Morena. A su término municipal se anexionó en 1949 la pedanía llamada Consolación. En suma cuenta con más de 30.000 habitantes. Haciendo honor a su rica historia, el municipio cuenta con varios focos de interés para sus visitantes dominados por la gran belleza y valor patrimonial de sus edificios religiosos, de los que destacaremos algunos; sin olvidar su conjunto urbano con la Plaza de España como núcleo de la vida y el comercio de la ciudad.
QUÉ VEREMOS
El aspecto actual de la Plaza de España proviene de finales del siglo XVIII y principios del XIX, sus soportales sirven de sujeción a las fachadas de tipo historicista decoradas en blanco y añil que le otorgan al conjunto una belleza sin igual. Desde la plaza podremos echar un vistazo a los principales edificios de la ciudad, como el Ayuntamiento, la iglesia de la Asunción, de la que hablaremos más adelante; el Mercado y una fuente central que representa una prensa de vino, principal riqueza de Valdepeñas. Además de la plaza, eje de la ciudad, en el resto del conjunto urbano son interesantes las casas construidas en la época de mayor esplendor de la localidad, finales del XVIII y principios del XIX, donde encontramos varios ejemplos de casas modernistas como la casa Cruz, casa Izarra, casa Ruíz Poveda y el Casino La Confianza.
Hemos dicho que en Valdepeñas la arquitectura religiosa tiene un especial protagonismo, y es que sus iglesias son dignas de visitar por todos aquellos que se acerquen hasta aquí. La más importante es la Iglesia la Asunción, declarada B.I.C, construida sobre los restos de una fortificación musulmana. Su aspecto actual proviene del siglo XV, tiene dos naves una principal más larga y la de San Lorenzo. Y dos hermosas portadas, la del Sol de estilo gótico isabelino y la de los Catecúmenos decorada con el cordón franciscano, conchas y rosetas. Dentro destacan seis tablas de su antiguo retablo, destruido en la Guerra Civil, atribuidas al pintor renacentista Fernando Yáñez de la Almedina; además de la talla de la patrona, la Virgen de la Consolación, obra de Gregorio Prieto.
Segunda en importancia es la iglesia de los Trinitarios, formaba parte de un convento y fue construida entre 1615 y 1623 siguiendo el modelo jesuítico. Tiene planta de cruz latina y coro a los pies, la cubierta se hace con una bóveda de lunetos. Adosada al crucero está la capilla de Jesús Rescatado, en ella podremos observar el contraste entre la sobriedad del templo y el recargamiento barroco de esta capilla decorada con ménsulas doradas y pinturas murales de ángeles, guirnaldas, roleos, etc.
También son de gran belleza la ermita de la Vera Cruz, levantada sobre una antigua sinagoga en el siglo XVI , utilizada ahora como auditorio y la iglesia del Santo Cristo de la Misericordia, declarada monumento histórico artístico de interés local.
ACCESO
Consultar horarios de visita en el Ayuntamiento o en la Oficina de Turismo, en el caso de los edificios religiosos tenga en cuenta los horarios de culto.
TE RECOMENDAMOS
A sólo 7 km de la ciudad podremos visitar el poblado ibérico del Cerro de las Cabezas, fechado en el siglo VII a.C., sus restos están protegidos como zona arqueológica y son visitables, cuenta también con un Centro de Interpretación.
Sin olvidarnos de la oferta museística que podemos disfrutar en el caso urbano donde tenemos el Museo del Vino, el Museo Municipal y el Museo de la Fundación Gregorio Prieto.
Renovación y obtención de todo tipo de licencias y permisos.
Avda. de los Estudiantes, 54
Valdepeñas (Ciudad Real)
Tlf. 926 320 435 / 625 715 213
En el término municipal de Valdepeñas se encuentran múltiples restos prehistóricos, como plataformas y torres de vigilancia situadas en los montes próximos, y levantadas por pobladores del Bronce Pleno afines a la Cultura de las Motillas, datadas entre los siglos XX a. C. y XIII a. C. Estas estructuras fueron descritas erróneamente por Vasco Merlo en su Historia de Valdepeñas como castros celtíberos, siendo, no obstante, muy anteriores a estos, y aún contemporáneos de la cultura de El Argar.
Del Periodo Ibérico, destaca el poblado ibérico del Cerro de las Cabezas, un gran oppidum o poblado fortificado perteneciente a la Oretania, con una construcción en la cumbre del cerro que los investigadores que la han estudiado nombran como acrópolis. El poblado estuvo habitado entre los siglos VII a. C. y II a. C., situado al oeste de la vega del Jabalón y de referencia obligada en los actuales manuales de historia. Es uno de los yacimientos arqueológicos más extensos de la provincia de Ciudad Real y uno de los más importantes de la cultura oretana. Se puede visitar junto con el inaugurado Centro de Interpretación. En las últimas excavaciones han aparecido restos que podrían sugerir los primeros vestigios del cultivo de la vid en estas tierras. Además se han encontrado algunos restos óseos humanos, algo poco común, ya que los oretanos incineraban a sus difuntos. Por ello y el "ajuar" encontrado alrededor de estos restos sospecha que fueran víctimas de algún sacrificio o ritual. Se cree que la población del cerro suponía el 1 % del total de toda la península ibérica, con alrededor de 5000 habitantes en su apogeo.
El poblado del Cerro de las Cabezas se comenzó a excavar a finales de los años 1980, a causa de las obras de construcción de la autovía A-4, aunque algunos estudiosos ya tenían cierto conocimiento de lo que allí se encontraba. Este cerro se encuentra junto a la A-4, 8 km al sur de Valdepeñas.
Durante el periodo islámico la zona perteneció al Reino de Toledo, siendo de esta época los restos de muralla de una antigua fortaleza presentes en los muros de la iglesia de la Asunción, apreciándose un reloj de sol y varias inscripciones en su fachada meridional en árabe. Según Fernando Vasco Merlo, en la fachada norte o Puerta Umbría había dos lápidas con inscripciones mahometanas que rezaban:
En nombre de Dios, Piadoso Dios. Grande. Rico Dios, que hace enriquecer y también hace empobrecer. Grande. Plenísimo. Uno el Dios. Ya ha llegado la hora de la Oración, uno uno uno, el Dios Mohamed, hijo del Dios del Patriarca Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob, el Dios de David y su hijo Salomón, que sea siempre valiente la espada en contra del enemigo y haga destruir... y valga la verdadera ley de Mahoma. Quien es moro, es menester conforme lo manda la ley, de ir a la guerra de edad de catorce años hasta los cincuenta.
De la segunda solo se pudieron leer estas tres palabras "Unidos, Juntos, Moriremos". Según la tradición oral, los moradores de estas tierras obtuvieron una bula del Califato por la que se les autorizaba al cultivo de la viña y la manipulación del vino, que estaba prohibido por el Corán (Antonio Brotons). Los moriscos abandonarían Valdepeñas por el decreto de expulsión que se dictó en el siglo XVI.
Avd. del Sur s/n, Valdepeñas (Ciudad Real)
Tlf. 621 201 623
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Alrededor de la actual iglesia de la Asunción –antigua fortaleza– se fundaría la villa de Valdepeñas por decisión de la reina Berenguela de Castilla tras la Batalla de Las Navas de Tolosa, agrupando a los pobladores de varias aldeas cercanas: Aberturas, Corral Rubio de Jabalón, Santa María de las Flores y Castilnuevo, de las cuales aún se conserva memoria en varios topónimos.
El primer texto en el que se menciona la población como tal se encuentra en los archivos de la Orden de Calatrava en 1243, citando al comendador de Valdepeñas. Desde ese momento Valdepeñas perteneció a la Orden de Calatrava, la cual, a los nuevos pobladores procedentes de los reinos de Castilla, León (Galicia, principalmente) y Aragón, en estas tierras reconquistadas exigía como condición para su establecimiento y derecho de ciudadanía continuar con el cuidado de la vid, que había pervivido durante la época musulmana. Valdepeñas continuó extendiendo los viñedos en gran medida y creciendo como próspera villa. La villa sirvió de línea de separación de dos grandes órdenes militares: la de Calatrava y la de Santiago, hoy comarcas de Campo de Calatrava y Campo de Montiel.
De estos siglos y posteriores es la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, declarada monumento nacional, y en la que encontramos desde un estilo gótico primitivo del siglo XIII hasta el denominado estilo cisneros, en sus sucesivas reformas y adaptaciones.
En esta época medieval cabe destacar la presencia de una comunidad judía, como prueba la existencia de al menos dos sinagogas, una podría ser la convertida con el tiempo en ermita (el actual auditorio municipal Francisco Nieva) y la otra sería el edificio antiguo donde se encontraba la parroquia del Cristo, detrás de su emplazamiento actual. Actualmente las calles de Valdepeñas convergen en torno a la antigua fortaleza (hoy iglesia) situada en el centro de la villa, y se muestran alineadas y ordenadas según avanza el crecimiento de la población. Por tanto, no se corresponde con una ciudad típicamente medieval con callejas estrechas y desalineadas, ratificando la idea de su nacimiento en el siglo xiii y posterior crecimiento urbanístico.
El 6 de junio de 1808, en plena ocupación napoleónica de España, el ejército español huyó de Valdepeñas por el inminente paso de tropas napoleónicas que se dirigían a Andalucía como refuerzos. El pueblo entero (incluidas mujeres y niños, junto con vecinos de pueblos cercanos) se alzó en armas en la Contienda de Valdepeñas, no permitiendo el paso a las tropas, consiguiendo, con un coste elevado de vidas y el incendio de parte de la villa, la retirada de los franceses de la provincia de La Mancha.
Este retraso facilitó sin duda la victoria española en la batalla de Bailén. El hecho fue recogido por Benito Pérez Galdós en sus "Episodios nacionales" y sirvió para que el rey Fernando VII le otorgara el título de Muy Heroica villa. Destacaron en esta guerra famosos guerrilleros de la ciudad, como Francisco Abad Moreno "Chaleco"; Juana Galán "La Galana", La Fraila o el cura Calao.
Durante este siglo se ve, como el resto de España, convulsa por guerras civiles -guerras carlistas- destacando en Valdepeñas importantes intrigas entre liberales y absolutistas, además de actuaciones guerrilleras. Como consecuencia de una nueva división territorial de España en 1833 en la que se cambian la mayoría de las provincias españolas existentes en esa época por las que hoy en día existen, desaparecerá la provincia de La Mancha para dar lugar a la nueva de Ciudad Real, segregándose e incorporando distintos territorios de la primera y pasando Valdepeñas a depender administrativamente de esta última. Es de destacar los cambios de propiedad que se producen en este siglo y que afectarán tanto a Valdepeñas como al resto de la provincia con las sucesivas desamortizaciones sobre las posesiones de señoríos, mayorazgos, órdenes religiosas y militares.
A finales del siglo XIX y principios del XX, llegarán a Valdepeñas el ferrocarril, la luz eléctrica, el agua potable, posibilitando un gran desarrollo y la aparición de una burguesía emergente, que hará crecer la villa, llegando a ser la más grande de toda la provincia y duplicando en habitantes a la propia capital. En esta época se erigieron bellos palacetes y casas junto con una cuidada ordenación urbana. El ferrocarril llegó en 1862 con la construcción de la línea Manzanares-Córdoba, contando el municipio con estación propia. Varias décadas más tarde entraría en servicio el ferrocarril de Valdepeñas a Puertollano, de vía estrecha. Las vías de tren tenían terminales en ciertas casas valdepeñeras próximas a la estación de ferrocarril, para cargar y descargar vino. En 1895, la Reina Doña Cristina le da el título de Ciudad. En 1897 Valdepeñas sufre una terrible inundación en casas próximas al arroyo La Veguilla que causó daños en las bodegas de José Amunátegui, en la de Carmelo Vasco y Gallego y en la de Alejo Barchino, cuya bóveda se hundió.
El 2 de mayo de 1808 se proclama la guerra de España contra Napoleón con el levantamiento popular de Madrid. Desde ese momento, las tropas francesas comienzan un proceso de ocupación en toda la península ibérica. Como objetivo principal tienen el bloqueo de Cádiz y el sometimiento de Andalucía y Portugal para cortar el comercio a Inglaterra.
En 1808 cuenta Valdepeñas con 3000 vecinos (8000 habitantes). Es una de las villas más prósperas de Castilla la Nueva, por ser el principal productor y exportador de vino de España. Se encuentra situada a medio camino entre Madrid y Andalucía, en el Camino Real.
En mayo de 1808, el General Dupont ordena instalar un parque de Intendencia en Santa Cruz de Mudela, al sur de Valdepeñas. Ante el temor de Valdepeñas, se hace trasladar el 31 de mayo a la patrona, la Virgen de Consolación, a la iglesia Principal, desde la ermita donde se encontraba en campo abierto. Ese día, desde el púlpito de la iglesia, Don Juan Antonio León Vezares, conocido como el Cura «Calao», alarma a la población del peligro de ocupación y se organiza una Junta de Defensa, compuesta por diez vecinos, entre los que se encontraban los dos alcaldes, el citado cura, un contrabandista, un abogado y un mercader.
El 5 de junio el pueblo de Santa Cruz de Mudela se alza en armas y ataca el contingente francés afincado en la villa, dando muerte a multitud de soldados. Muchos logran huir hacia el norte, dirección Valdepeñas, y consiguen rendirse a medio camino. Llegando a Valdepeñas de noche, el pueblo y la Junta de Defensa les impiden el paso y deben continuar campo a través hasta Manzanares, donde se unen a la tropa del General Roize. Ante lo sucedido en Santa Cruz, Roize hace llamar a las tropas del General Ligier-Belair, que tenía de guarnición en Madridejos a 500 dragones. Las tropas de ambos generales y el convoy de Santa Cruz acordaron unificarse en el cerro de las Aguzaderas, a 2 km al norte de Valdepeñas.
La Junta de Defensa de Valdepeñas solicita a Pedro Alesón, comandante de una patrulla de reclutamiento del Ejército Español, que se encontraba reclutando en la villa a hombres, que se una a la defensa. Este, ante el peligro, escapa de la villa con muchos de los hombres útiles y toda su tropa. También se solicitó ayuda a todas las ciudades y villas cercanas.
Al amanecer del 6 de junio, La Junta de Defensa dispuso ocultar a mujeres, niños y enfermos en las bodegas, y mandó armar a todos los hombres que quedaban con sus útiles de labranza. Por otro lado, ante la falta de hombres suficientes, las mujeres formaron un grupo de defensa, tomando las ventanas, armadas con útiles de cocina y agua hirviendo.
El Cura «Calao» y el contrabandista se entrevistaron en el cerro con el General Ligier-Belair, que se negó a rodear la villa y mostró su intención de cruzarla por su calle principal por ser ésta el Camino Real o Carretera a Andalucía. Ante la disconformidad de la diplomacia, el pueblo parapetó las calles con carros y cuerdas y enterró clavos en la tierra para dañar las caballerías.
Las tropas francesas contaban con 500 cazadores, 250 dragones y 60 infantes al mando del capitán Bouzat; los 300 que han sobrevivido al alzamiento de Santa Cruz de Mudela y los convalecientes. A las 8 y media de la mañana empieza la marcha francesa hasta la entrada de la villa, a toque de tambor y corneta. Valdepeñas, por su parte, hace sonar todas sus campanas. Al entrar los soldados, comienza el levantamiento y la lucha en la calle principal.
Destaca aquí la figura de Juana «La Galana», que luchó en la entrada de la villa cuerpo a cuerpo y armada con una porra. Esta mujer de 20 años fue proclamada posteriormente heroína local. También destacó en la lucha Francisco Abad Moreno «Chaleco», que tras perder a su madre y a su hermano en la contienda, organizó una guerrilla que llegó a tener hasta 400 hombres. Posteriormente fue nombrado Brigadier y Comandante.
De este primer ataque solo pudo escapar un niño educando de la banda de cornetas y pífanos franceses, que alertó al General Ligier-Belair de lo sucedido.
Ligier-Belair ordena entrar en la villa a la caballería. El pueblo vuelve a atacar desde la calle, tejados y ventanas. El final vuelve a ser el mismo, por lo que el General francés manda entrar por las calles laterales e incendiar casa por casa todo el pueblo. Otro pelotón se situaría a las entradas del pueblo para fusilar a todo el que saliera de él huyendo del fuego. La lucha continúa, muriendo muchos quemados y otros fusilados. En total fueron incendiadas 500 casas del norte y del flanco oeste de la villa.
Ante la imposibilidad de cruzar la villa por el Camino Real y de someter al pueblo, el General Ligier-Belair ordena a su teniente Maurice de Tascher adentrarse en la villa escoltado por dos apresados por la parte este, hasta el Ayuntamiento. Ya en la Plaza, fue disparado, pero logró entrar y entrevistarse con el Alcalde, que se había escondido en un pozo. Se acordó la paz: las tropas no cruzarían la villa y a cambio el pueblo suministraría víveres para un día. Se izó una bandera blanca en el campanario de la Iglesia de la Asunción. Al día siguiente, los franceses pudieron entrar desarmados a recoger sus cadáveres. El incendio no cesó en tres días, por lo que los entierros de los españoles se hicieron en pleno campo, pasado este tiempo.
El mismo 6 de junio, la villa de Manzanares, al norte, ante el temor por el incendio de Valdepeñas y uniéndose a la causa con su pueblo vecino, se dirigió al hospital francés instalado en la villa, con la intención de hacerse con las armas que en él se guardaban y acudir en socorro de Valdepeñas. Los soldados franceses que custodiaban el hospital se atrincheraron en su interior y dispararon sobre la multitud que se agolpaba, lo que enardeció los ánimos del pueblo provocando el inmediato asalto del hospital y multitud de bajas a los franceses. Por este hecho, el General Sebastiani mandó saquear la villa durante un día. Meses después el mismo General se propuso destruir la villa, cuando sus ciudadanos, guiados por el párroco, salieron a la entrada de la villa con la imagen de su patrón a cuestas, Nuestro Padre Jesús del Perdón, pidiendo clemencia, provocando que el General francés se retractara, cediendo su fajín y bastón de mando a la propia imagen. Instrumentos que hoy día aún conserva.
Tras la contienda de Valdepeñas y ante lo sucedido en Santa Cruz y Manzanares, las tropas francesas abandonan la provincia de La Mancha hasta Madridejos, ya en Toledo, donde esperarían refuerzos para poder cruzar hasta Andalucía.
Durante el mes de junio, los guerrilleros interceptaron la mayor parte de los correos franceses que pasaban por el Camino Real a Andalucía, especialmente en Santa Cruz de Mudela, Valdepeñas y Puerto Lápice. Uno de ellos, apresado en Valdepeñas, llevaba instrucciones precisas al General Dupont sobre la actuación en la batalla de Bailén. Ante la importancia de las cartas, el Alcalde de la villa mandó enviarlas con celeridad al General Castaños. Estas cartas sirvieron al Ejército Español para conocer la estrategia napoleónica, lo que produjo la victoria española en Bailén, la que fuera la primera derrota de Napoleón en tierra.
Por esto, el General Castaños dijo a su regreso por Valdepeñas: «Valdepeñas ha hecho el acto más heroico en honor de la Independencia de la Nación».
La comunicación francesa entre Madrid y Andalucía se mantuvo cortada por la interceptación de correos y las actuaciones de las guerrillas en La Mancha. Valga como ejemplo la gesta de «La Fraila», viuda y santera de una ermita de Valdepeñas, que tras perder a su hijo, guerrillero de la partida de «Chaleco», a manos francesas, invitó a toda una tropa de más de 100 soldados a comer y beber en la ermita. Tras tenerlos dormidos, hizo volar la ermita prendiendo la pólvora que llevaban, muriendo todos allí.
Por este hecho y ante lo difícil de tomar las villas del Camino Real, los franceses bordearon el río Guadiana hasta Ciudad Real, donde entre los días 26 y 27 de marzo de 1809 se llevó a cabo la batalla de Ciudad Real entre el IV Cuerpo del Ejército Imperial Francés del General Sebastiani y el Ejército de La Mancha del General José de Urbina, en la que participaron más de 5000 hombres, victoriosa para los franceses, lo que les permitió tomar la capital y toda la provincia, reanudando la comunicación con Andalucía e instalando guarniciones en Ciudad Real, Almagro, Daimiel y en el castillo de Manzanares; pasando Manzanares a ser capital de la provincia hasta el final de la guerra.
Valdepeñas sería definitivamente abandonada por los franceses en septiembre de 1812.
En 1823, el Rey Fernando VII visitó Valdepeñas. Viendo aún la ruina en la que se mantenía después del incendio y, conocedor de la gesta del pueblo, le concedió el título de: «Muy Heroica Ciudad».
C/La Luz, Escalera 2 - Bajo A
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Con él se rompe este auge, coincidiendo con la guerra civil española, que dejará la ciudad paralizada en su desarrollo. Durante los años cuarenta, cincuenta, sesenta y setenta, Valdepeñas "se apea del tren del desarrollo industrial", viéndose anclada en la agricultura y la industria del vino tradicional y familiar, un fenómeno común de la España interior, a excepción de los polos industriales. Esto hará que muchos valdepeñeros emigren hacia las grandes ciudades, haciendo que su población disminuya y se estanque durante este tiempo.
En 1964 se inauguró el monumento al "Ángel de la Paz", erigido en honor al Ejército español, obra de Juan de Ávalos; se situó en el cerro de las Aguzaderas, muy próximo y visible desde la carretera nacional IV, hoy autovía A-4. En la actualidad este monumento está casi totalmente destruido, por haber sido objetivo del F.R.A.P. La obra había sido realizada en chapa de cobre repujada, sobre una armadura interior de hierro.
En 1979 Valdepeñas sufre su última gran riada (la anterior en 1892), por el desbordamiento del arroyo de La Veguilla, que cruza de este a oeste la ciudad. La destrucción de dos barrios y el fallecimiento de veintidós personas por el agua convierten este suceso en noticia nacional durante semanas. Este hecho posiblemente hiciera cambiar drásticamente la economía de Valdepeñas; marcando el fin de la antigua y fructuosa industria vinícola.
El 1 de Julio de 1979, un domingo por la tarde, es una fecha difícil de olvidar por los valdepeñeros y valdepeñeras. Tuvo lugar una trágica riada que asoló el municipio, cobrándose 22 vidas y dos mil millones, de las antiguas pesetas, de pérdidas. Entre las víctimas mortales, la mayoría de edad avanzada, se encontraron dos niñas, de tres y dos años de edad. La tromba de agua fue terrible y el nivel de la riada alcanzó hasta los dos metros y medio de altura en algunas calles.
La tromba de agua, con un ímpetu tremendo, arrastró cuanto halló a su paso, vehículos, animales, edificios y personas. Más de 100 familias quedaron sin casa, muebles, sin ropa, pero lo peor de todo, sin padres, hermanos o hijos.
Pero Valdepeñas, como en otras ocasiones de la historia, salió adelante ante una caída tan dolorosa, y la población junto a la ayuda de ayuntamiento y Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo de entonces y a los vecinos de localidades cercanas, lograron poner orden limpiando de escombros, tierra y agua las calles y las casas.
Ya en los años 1980, se lleva a cabo en Valdepeñas un intenso proceso de reconversión del sector vitivinícola. De las más de 600 bodegas tradicionales se cerrarán muchas y surgen grandes bodegas que desarrollan técnicas punteras en la elaboración del vino y nuevas formas de producción con otra manera de ver el mercado. Se pasará del vino que surte las tabernas de Madrid a la exportación internacional. Incluso se introducen variedades distintas de uva.
Ctra. La Solana, Km. 2,5
13300 - Valdepeñas (Ciudad Real)
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Tlf. 926 347 848
A partir del siglo XXI, Valdepeñas cambia mucho. Grandes urbanizaciones se extienden por lo que hace un siglo era campo o zonas de cultivo. Valdepeñas está elevando su población más deprisa que nunca. Se están llevando a cabo muchas obras que sitúan a Valdepeñas como una gran ciudad.
Como grandes avances y la causa de la prosperidad de Valdepeñas podemos destacar:
* La industria alimentaria del municipio comprende la vitivinícola, que es la principal del municipio, mataderos e industrias cárnicas y mecánicas, queserías y distribución de verduras.
* Planta de Producción e Investigación de Sistemas de Alta Tecnología Electrónica.
* Pequeñas y medianas industrias situadas en Polígonos Industriales: el polígono del Vino, el polígono empresarial Entrecaminos, el polígono de Cachiporro y el polígono Nª Sra. de la Paz (de iniciativa privada).
* Centro Logístico de Transporte Pesado: aparcamiento de camiones de gran tonelaje.
* Turismo. Ruta del Quijote y Tren del Vino, con gran oferta hostelera y gastronómica.
* Comunicaciones con el norte y sur de España, como son la autovía A4 y la estación de tren.
* Valdepeñas es una ciudad pionera en cuanto a las telecomunicaciones ya que cuenta con una red inalámbrica municipal llamada Valdefibra. Esta red resulta muy útil en la ciudad ya que permite la interconexión de las sedes municipales, permite desarrollar iniciativas de acceso a Internet en la calle de manera gratuita y permite ofrecer a los valdepeñeros acceso a internet inalámbrico desde sus hogares con tarifas reducidas.
C/ Salida de Membrilla
Esquina prol. San Francisco
Valdepeñas (C. Real)
Tlf. 926 32 10 44 / Urgencias: 626 80 20 33
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Es un punto de referencia en la cultura íbera, por la monumentalidad de sus sistemas defensivos, la excelente conservación de sus restos y por ser una de las pocas ciudades ibéricas conservadas en su integridad dentro del panorama peninsular.
La excavación del yacimiento arqueológico del Cerro de las Cabezas, ha puesto al descubierto una pequeña parte de la ciudad ibérica que esconde.
Las Campañas sistemáticas que la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha está llevando a cabo en colaboración con el Ayto. de Valdepeñas, desde años atrás, van poniendo al descubierto parte de las áreas urbanas y defensivas de la ciudad, mostrándonos su urbanización, almacenes, áreas domésticas, santuarios, torreones y murallas.
A estas actividades de excavación y restauración, hemos de añadir la apuesta firme, que se ha desarrollado en el Cerro de las Cabezas, con la construcción de una serie de infraestructuras que complementan y dan vida al yacimiento arqueológico, como el Centro de Interpretación, Aulas Didácticas, Sala de Conferencias, Biblioteca, Albergue-restaurante etc.
El yacimiento arqueológico es un punto de referencia en la cultura íbera, tanto por la monumentalidad de sus sistemas defensivos, la excelente conservación de sus restos arquitectónicos y arqueológicos, como por su excepcional singularidad, ya que es una de las pocas ciudades ibéricas conservadas en su integridad dentro del panorama peninsular. A estas dos características hemos de sumar, la infraestructura construida, con la construcción y puesta en funcionamiento del Centro de Interpretación, de 850 m2, en el que los medios audiovisuales, maquetas1/1, recreaciones arquitectónicas e interpretación de la cultura ibérica desarrollados, adentran al visitante en el conocimiento del medio natural y de las sociedades ibéricas, convierten al Centro, en un punto de referencia en la actual museología y en la interpretación de un yacimiento arqueológico.
El Cerro de las Cabezas es de los denominados grandes oppida, en el que varios son los elementos a destacar; su entramado urbano, su sistema defensivo y un rico repertorio de material arqueológico.
En los primeros niveles propiamente ibéricos, se muestra la existencia de un protourbanismo, con las primeras calles, construcción del sistema defensivo y uso de muros medianeros para el levantamiento de las casas.
El yacimiento cuenta con una murallas de cajas, ciclópeas, con casamatas, de paramentos múltiples, bastiones circulares, rectangulares, torres circulares, puertas carreteras, poternas, sistemas de drenaje, que se irán desarrollando a los largo de los siglos IV-III a, C.
Durante el Siglo V y sobre todo en el IV a. C. el urbanismo de la Ciudad se estructura en torno a ejes principales y secundarios, dando lugar a una ordenación urbana en torno a grandes núcleos de casas que forman manzanas y barrios singulares, estructuradas en torno a terrazas que van salvando la fuerte pendiente del cerro.
Ya en el interior de las viviendas se observa una variedad de pavimentos desde los realizados con grandes lanchas de pizarras, calizas o cuarcitas, a los más sencillos de arcillas y cenizas apisonadas. Las casas se levantan con muros de mampostería, adobes y cubiertas con vigas que sostienen la techumbre formada por material orgánico y barro o placas de pizarras.
Las intervenciones arqueológicas en el yacimiento
Los trabajos de documentación arqueológica, comienzan en el verano de 1984-85, continuándose los trabajos con campañas sistemáticas de excavaciones, promovidas por el Excmo. Ayto. de Valdepeñas y la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.
Uno de los aspectos desarrollados en las últimas campañas son los diversos trabajos de consolidación y restauración de las estructuras descubiertas con el objetivo de poner en valor el yacimiento del Cerro de las Cabezas.
El entorno natural
El yacimiento ibérico del Cerro de las Cabezas, se sitúa en el Km 207,700, salida 208 de la actual autovía Madrid-Cádiz. Anexo al yacimiento se encuentra la parcela de 2 hectáreas donde se han desarrollado las infraestructuras que forman el Conjunto Arqueológico.
La Ciudad ibérica del Cerro de las Cabezas localizada en el Sur de la provincia de Ciudad Real, cercana al municipio de Valdepeñas, con una extensión de 140.000 m2 , situado junto al río Jabalón, y enclavado en un cerro de 805 mtrs. de altura.
Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha
Yacimientos Arqueológicos
Renovación y obtención de todo tipo de licencias y permisos.
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