Aparición lúgubre y nebulosa sin formas definidas. Se la vincula con las Santas Ánimas Benditas.
Se contaba en Villamanrique de uno que: “Estaba novio en la Torre, cuando una noche regresaba con la bicicleta de ver a la novia, a la altura del Estrecho se le cruzó un “gorrinete”. Él apeándose de la bicicleta salió detrás de él, adentrándose en el campo, cuando ya iba a alcanzarlo, el gorrinete se transformó en una “cosa mala” y se asustó y salió huyendo”.
Otro testimonio del mismo entrevistado atestigua: “Íbamos al campo y vimos venir a un hombre a caballo, que desde lejos, parece tenía buen aspecto, sin embargo cuando se acercaba vimos como sus trazas no eran como creíamos, sino que era viejo, feo, remendaote. Cuando nos cruzamos, y lo saludamos, el caballo del hombre empezó a dar trotecitos hacia atrás, hasta que desapareció por donde había venido”.
A un galán de Torre de Juan Abad de regreso de festejar a su moza villorreña, a la altura de los muros de Joray, en la revuelta del camino, una fuerza glacial y brutal lo derribó de su montura. Mula y mozo huyeron despavoridos en dirección al pueblo, sin mirar atrás. Nunca se supo quién o quiénes habían descabalgado al festejador… pero muchos señalaron a la “Mala Cosa”. De ésta, se cree vivía en unos subterráneos que estaban bajo los muros de la torre. Del mismo modo hay quienes afirman que fue la “Mano Negra” que tenía su abrigadero junto a las acequias del arroyo de las “Aliagas”.
En Torre de Juan Abad, en el Cerro de los Gatos, una espantable “Mala cosa” se apareció a un abuelo, que hizo caso omiso de las disposiciones del cura párroco de no trabajar el día de Todos los Santos. De una nube negra salió una doliente figura de vagos rasgos humanos, que le recriminó con voz de ultratumba su falta de devoción.
(Fuente: MITOLOGÍA POPULAR (CAMPO DE MONTIEL), VILLAR ESPARZA, Carlos)