La Borricá

Martes de Carnaval - 25 de Febrero  |  Torrenueva

Toque de Ánimas

Petición de limosna para las ánimas del purgatorio

Los jinetes de Torrenueva celebran a caballo un antiguo rito, anterior al siglo XVII, en el que los cofrades-soldado piden limosna para las ánimas del purgatorio. Figura central es el abanderado, vecino comprometido a colocar la Bandera en la ventana o balcón de su casa el martes de carnaval, al primer toque de ánimas. La descolgará a las dos de la tarde, segundo toque de ánimas, portándola en su mano subido en un caballo.

Un cortejo de jinetes a caballo le acompaña -originariamente en mulas y burros, de ahí el nombre de borricá- acompañados de un tamboril. A partir de ese momento recorren las calles de Torrenueva, recogiendo limosnas, que entregarán al párroco al final del día, en una ceremonia donde las caballerías, la Bandera, el bastón de mando, y los participantes, tienen señalado protagonismo.

La Borricá de Torrenueva se celebra desde 1964

La Borricá, es una de las tradiciones más populares y emotivas de la provincia de Ciudad Real, a medio camino entre lo religioso y lo pagano, se celebra desde 1694 y fue declarada Fiesta de Interés Regional en 2014 y lucha por ser proclamada de Interés Nacional por su carácter único.

Casi un centenar de jinetes, con sus caballos bien engalanados, recorre las calles del pueblo el martes de Carnaval, para dar las gracias a las ánimas tras escuchar sus plegarias.

Una tradición ancestral

A las ocho de la mañana del martes de Carnaval suena en Torrenueva el primer toque de tambor, anunciando el comienzo de una festividad que para el torreveño trasciende lo divino y lo humano. A nadie el sonido le pilla en la cama porque todos esperan con fervor este señalado día, para el que llevan preparándose semanas: decorando el pueblo, engalanando sus caballos y ayudando a la familia abanderada a elaborar las viandas con las que ese día se agasaja a oriundos y forasteros. Documentos conservados en el arzobispado de Toledo sitúan los orígenes de La Borricá en 1694, año en que se constituye la cofradía de las Benditas Ánimas, cuyo fin era el de recoger limosnas y ofrecimientos para las almas del purgatorio. Desde entonces, cuentan los vecinos, La Borricá nunca se ha dejado de celebrar, «ni siquiera durante la guerra civil. Incluso hubo un año –recuerdan–, que las nieves fueron tan abundantes que tuvo que llevarse la bandera en un tractor». Aunque, eso sí, ha evolucionado con el paso del tiempo: hasta 1999 se celebraba con disfraces, dando un toque más festivo y humorístico, y originariamente el recorrido se realizaba en mulas y burros, de ahí el nombre de la fiesta. Ahora los animales de tiro han sido sustituidos por caballos y el colorido no lo ponen las máscaras carnavalescas sino la bandera de las ánimas (uno de los emblemas de esta fiesta, junto con el bastón de mando y el tambor) y los ropajes y atalajes de las cabalgaduras que acompañan al abanderado.

Sentimientos a flor de piel

El sentido de La Borricá no es ni estrictamente religioso ni meramente festivo. Es un día de emociones compartidas, de recuerdos revividos, de solidaridad y de apoyo vecinal al abanderado de ese año. Un vecino o vecina que, por promesa, se ha encomendado a las ánimas del purgatorio y les da las gracias por ayudarle a superar alguna adversidad. Con el primer toque de tambor, se coloca en casa de esta persona la bandera de las ánimas, en la que aparecen una calavera y dos tibias entrelazadas en amarillo sobre fondo negro y que simboliza el paño mortuorio con que se cubría a los cofrades en el siglo XVIII. A las 12 del mediodía se celebra en la parroquia del pueblo una misa de difuntos y a las 14 horas, con el segundo toque de tambor de la jornada, tiene lugar el momento más emotivo: al son del himno nacional, interpretado por la banda municipal, se descuelga la bandera del balcón o ventana del abanderado quien, subido a lomos de su caballo y acompañado de un cortejo de jinetes (entre ellos, los portadores del tambor y del bastón de mando, posible reminiscencia al poder militar del siglo XVIII), inicia una procesión ecuestre por las calles del pueblo recogiendo las limosnas que se entregarán al párroco al final del día.

Tras recibir el responso en la Plaza Mayor, frente a la Iglesia de Santiago, el abanderado y su séquito (que puede alcanzar los 120 o 130 caballistas) recorren las ermitas y los templos de la localidad, comenzando en la del Santo Cristo del Consuelo –erigida en 1795–, continuando por las de San Antón, Veracruz y San Juan y terminando en el Santuario de la Virgen de la Cabeza. Por último, se llega al camposanto, donde se reza una oración por las almas de los fallecidos.

Ofrenda y Fin de Fiesta

Sobre las seis de la tarde, al tercer toque de tambor, tiene lugar otro de los hitos más esperados de la fiesta, la ofrenda, cuando el abanderado y su familia hacen entrega al párroco de los donativos obtenidos y de la bandera. Se trata de un instante de lo más conmovedor, en el que el silencio reina en señal de respeto hasta ser roto por los aplausos y vítores sinceros de todos los asistentes. Al caer la noche, el fuego entra en escena con la quema del pelele, que representa la expulsión de los malos espíritus y el triunfo del bien sobre el mal.

Fuentes: Turismo de Castilla-La Mancha  |  Ayuntamiento de Torrenueva

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Recuerdos del año 2017

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Desfile de jinetes y caballos por Torrenueva

La Borricá, por Diego Huertas.-

La Borricá en su origen que consistía en pedir limosna para costear las misas de los difuntos, se pedía en nombre de las Ánimas del purgatorio, data de 1694 (no se sabe en que momento los burros y mulas y más tarde caballos pasaron a ser parte de la fiesta )
A partir de 1694 se tiene certeza de una Cofradía de ánimas y se adopta como símbolo la bandera estandarte de dicha cofradía que consistía en un paño negro con tres calaveras y tibias cruzadas, la cual se ponía en el féretro de los hermanos fallecidos.

La cofradía tenía, entre otras, pedir por la salvación de dichas almas ( limosnas para misas ) puesto el purgatorio se considera un lugar de penitencia aquellas almas que no han sido del todo "buenas", se creía y a día de hoy también se cree que a cambio de dichas peticiones las Ánimas del purgatorio intercedían por aquellos que hacían sus misas , de ahí ofrecer sacar la bandera a cambio de ayuda por alguna situación muy difícil de la familia que la pide ( Operaciones grabes , enfermedades, accidentes) La cofradía salía a la calle pidiendo limosna con su estandarte, existían dos grupos, los que salían con el estandarte y los que iban digamos "disfrazados" puesto que esta fiesta se celebraba y lo sigue haciendo en día de carnes tolendas ( Martes de Carnaval) tercer día anterior a la entra de la cuaresma.

Las creencias paganas anteriores al cristianismo ya celebraban este día, de aquí la mezcla de lo pagano con lo religioso, de aquí esa salida de dos soldadescas la religiosa y la burlesco.

Hoy en día la fiesta evoluciona a la petición por creencia alas Ánimas del purgatorio por cualquier acontecimiento, normalmente grave, a cambio esta persona promete sacar la bandera de las Ánimas y correr la bandera por todo el pueblo y ofrecer a todo el pueblo un ágape, mostrando así su agradecimiento y compromiso con su promesa a las Ánimas, muy interesadas ellas en que se cumpla la promesa pues esto hará que cuente su ayuda para supuestamente salir del purgatorio, de aquí la conocida frase en Torrenueva " Las Ánimas son muy interesadas" queriendo decir con esto que no les interesa la comida o la ofrenda al cura, si no, que se cumpla la promesa hecha por la persona que les pidió ayuda.

El caballo hoy en día es un actor importante puesto que sin el esta fiesta, como mínimo habría cambiado o desaparecido, pero por contra de lo que mucha gente piensa cuando visita esta fiesta es que es un homenaje al caballo, nada más lejos de la realidad, el caballo es otro actor más de esta fiesta, pero NO se realiza por este animal, la Ánimas son en todo momento las protagonistas junto con la familia que hace el grandioso esfuerzo económico y de valor de subir a caballo y correr la bandera por las calles, puesto que no todo el mundo sabe montar a caballo y esto se convierte en acto de valentía aprender en meses antes y subirse a lomos de un animal que se encuentra con las barreras arquitectónicas para ellos como asfalto, acerados etc, hay que decir que se les prepara para ello con herraduras especiales.

Cuento esto para que la gente lea a modo de resumen y entienda un poquito más esta fiesta, para que el año que viene cuando nos visiten, entiendan que para nosotros los Torreveños es muy importante y mucho más para la familia que ese día es protagonista y que también celebra algo, la ayuda de las Ánimas, es una fiesta emotiva puesto que la mayoría de las veces se sabe cuál es la promesa que se realiza, con lo que la gente se solidariza con ella y la familia, ese día y días anteriores solo existe la ayuda de todo un pueblo para que la familia consiga el objetivo " sacar la bandera de Ánimas " y celebrar con todo aquel que se quiera acercar .

¡¡¡¡¡ No os perdáis nuestra fiesta, sentiréis la emoción aún sin saber el origen de ella !!!!!!

Más información

El Caso de la "Borricá" de Torrenueva, por Teresa del Pozo y Francisco Asensio

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