El puente Triviño toma su nombre de la familia que poseía tradicionalmente las casas y molino colindantes. Uno de sus mayores representantes era Fernando Muñoz Triviño entre el siglo XVI y XVII.
El Puente de Triviño es una estructura muy interesante porque desde sus orígenes –que se estiman romanos– fue adaptándose a la evolución del río Jabalón (y del valle), hasta el punto de ser necesaria la creación a finales del siglo XVIII de un viaducto de más de 60 metros que permitiera el tránsito entre la Alta Andalucía y La Meseta. Dichas fases constructivas evidencian la grave alteración del medio ambiente que generó la explotación de villas romanas primero y, muy especialmente, la repoblación cristiana medieval, por la deforestación y alteración de los flujos naturales con numerosos molinos harineros. Tampoco se descarta la confluencia de otros procesos climáticos, como la Pequeña Edad del Hielo.
Está construido con arenisca roja local y tiene 100 metros de largo por 5 de ancho, con 6 ojos, correspondientes, al menos, a tres grandes fases constructivas. Se trata de un encabalgamiento de puentes por medio de un viaducto, siendo el puente más antiguo probablemente de factura romana y la mayor parte del resto de finales del siglo XVIII, bajo el reinado de Carlos III.
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