Muy pocos datos poseemos acerca de la fundación de esta ermita, pues apenas hemos encontrado documentos que nos la relaten ni otros referentes a su construcción. Quiere la tradición que la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo del Templo de Jerusalén, más tarde llamada del Temple o de los templarios hallaron milagrosamente a la primigenia Virgen, oculta bajo tierra, al regreso de una brava batalla. Posteriormente edificarían la ermita en el lugar del hallazgo por petición expresa de la Virgen. Actualmente tenemos varias hipótesis nebulosas de trabajo: bien llegó aquí traída por los templarios desde el lejano Oriente, cosa harto frecuente en ellos, mitificando su descubrimiento, como ya hemos señalado; bien traída por los primeros evangelizadores llegados del norte africano y que fue ocultada por los habitantes, primitivos hispanorromanos ya cristianizados (son numerosos los restos arqueológicos hallados que atestiguan la presencia romana en la zona), para evitar que la imagen cayera en manos de los infieles, durante los primeros años de la conquista musulmana. Julián Campos Carrero, después de un análisis ponderado y profundo de la primitiva talla en madera de roble de la Virgen, precisa su realización aproximadamente a finales del siglo XII, por lo que fácil es también intuir que pudo ser traída por los primeros repobladores.
En la nota existente en el Ayuntamiento bajo el cuadro con el escudo de la villa, se dice: “En 1273 Alfonso X el Sabio, habiendo celebrado Cortes en Almagro, concedió privilegios y dictado de lealtad por haber concurrido los de esta villa a la famosa toma de Baeza”. Considerando estos datos, insinuamos que el rey, en señal de los servicios que a él y a su padre Fernando III el Santo, habían prestado los habitantes de esta población y los rudos templarios en numerosas y ejemplares expediciones contra los musulmanes, y viendo la pujanza con que la Torre de Juan Abad, una de las tres cabeceras del Campo de Montiel, junto a Montiel y Alhambra, iba creciendo, determinó otorgar una bailía a estos caballeros guerreros donde poder asentarse y construir nuestra ermita. Coincide esta bien fundada posibilidad con el doctor Planchuelo Portalés, cuando afirma que el santuario fue construido en 1273 por los templarios, aunque no indica su fuente de información. “Los monarcas con sus justas liberalidades hicieron ricos y felices a los caballeros, y los caballeros, felices y ricos, hicieron más poderosos a sus monarcas”, manifiesta el cronista de la Orden.
La inscripción latina de la cúpula y las cruces de cuatro brazos, hacen suponer que todo el conjunto monumental de la Vega sea quizás el único asentamiento templario de todo el Campo de Montiel.
La inscripción de la bóveda dice: "A Templaris constructum. Jan cupiditas destrucsit a 1310. Florens Veras Pietas Restituit, Reedificavit & Auxit a 1644" lo que quiere decir... “POR LOS TEMPLARIOS CONSTRUIDO, YA LA PASIÓN LO DESTRUYÓ EN 1310. LA VERDADERA PIEDAD FLORECIENTE LO RESTITUYÓ, Y REEDIFICÓ Y AUMENTÓ EN 1644”.
Esta inscripción también consta en documentos de las diversas visitas que realizan los visitadores generales de la Orden de Santiago, en ejecutorias de Carlos V...
Toda ella es un conjunto monumental de interés, donde merece mención especial su portada occidental con su arco conopial renacentista y sus bellísimas cardinas góticas labradas en la piedra.
En las Relaciones Topográficas de Felipe II se dice que: “Dijeron que en el término de esta villa hay una ermita que se llama Nuestra Señora de la Vega, que es a media legua de esta villa y que es muy antigua, en la cual el día de la Natividad de Nuestra Señora se junta gran número de gente de todos los pueblos comarcados que vienen a ella, y que en tiempo pasado había en ella monasterio de frailes e que se platica haberse hecho muchos milagros e que han sanado muchos de dolencias e quebrancías de brazos y piernas y mamas, y sordos y mudos, y hay muestras de cera, e que esta ermita en las letanías de cada año van de muchos lugares en procesión e que hacen sus comidas y tienen sus votos, y es ermita de grande devoción”.
En el mismo documento elogian el retablo - hoy desaparecido - mandado hacer por Jorge Manrique, y dicen también: “Se platica que junto a la ermita… había una carrasca que manaba aceite para todo el gasto de la ermita”.
En la citada visita de 1474, los visitadores de la Orden de Santiago, hacen constar: “Antes de la entrada del cuerpo de la Iglesia está un grande corral cercado de piedra, será en estas tres olivas grandes, al pie de uno de ellos está un altar para decir misa el día de Santa María de setiembre, ques la advocación de la dicha ermita, porque la gente ese día no cabe dentro en la Iglesia” (Libro de Visitas de la Orden de Santiago. Archivo Histórico Nacional).
Al hacerse cargo de la Ermita, la Orden de Santiago colocó una piedra ovoide sobre la Puerta Sur de la Ermita, la más principal, con la Cruz de Santiago esculpida en relieve. Como si de un sello “de prioridad” se tratase. Pero la Cruz Paté de cuatro brazos; es decir, la Cruz de Caravaca (Murcia) donde ellos tenían su casa matriz y que fue tomada como emblema de la Orden Templaria, fue respetada. Esa cruz templaria aparece aún en el remate con veleta del chapitelillo de chapa del tejado del cuerpo principal; y en las cuatro pechinas de la media naranja, alternando con la de Santiago. Y está también en el remate de piedra de la pila bendita alternando en dos de sus cuatro caras con la precitada de Santiago.
Lo cual testifica el respeto y delicadeza espiritual con que procedieron los caballeros de la Orden de Santiago.
La Ermita de Nuestra Señora de La Vega es de origen templario, del siglo XIII. La imagen de La Virgen objeto de la romería del 15 de agosto, esto es, la Virgen de La Vega, es al parecer una recomposición de una imagen románica del siglo XII.
De la primitiva imagen queda el rostro. Gran devoción debe acompañar a esta imagen, cuando la sacristía de su templo permanece llena de los exvotos de sus fieles seguidores. Tuvo suerte la imagen en la Guerra Civil española, ya que se salvó de ser quemada por la devoción y la fe de alguno de los vecinos de la población.
· La Ermita se convierte en el escenario protagonista de la Romería que se celebra todos los años en sus alrededores en torno al 15 de agosto. Son los días en los que se concentran mayor número de Torreños en el pueblo.
· La trascendencia espiritual que emana la vega donde se encuentra situado el blanco santuario, visitado frecuentemente por Francisco de Quevedo, permite disfrutar de “la dulce soledad sonora”, tan amada de San Juan de la Cruz y Juan Ramón Jiménez.
· Hay en esta ermita una lápida de alabastro blanco muy antigua y tallada en su parte frontal con seis líneas que han de leerse desde un extremo de la piedra y otras seis desde el otro que se repiten en las caras laterales y que ya ha sido posible descifrar, gracias al trabajo de Carmen Barceló y Ana Labarta, ambas de la Universidad de Valencia.
El trabajo aborda el estudio de la inscripción que ostenta una lápida de mármol conservada en la ermita de Nuestra Señora de la Vega. Además de editar y traducir su texto, analiza el contexto histórico y arqueológico de la zona de Torre de Juan Abad y del Campo de Montiel y explora los escasos restos de cultura islámica que conservan. Se concluye que el texto está en lengua árabe y grafía cúfica simple y que fue grabado en la segunda mitad del siglo X sobre una lápida romana reutilizada. Menciona los nombres de dos varones y podría haber sido escrito por uno de ellos, tal vez encontrándose faltos de libertad.
Ver o consultar archivo PDF : Inscripción árabe en la ermita de Nuestra Señora de la Vega
· La Ermita de Ntra. Sra. de la Vega, patrona de los Torreños, está situada a unos 4 kilómetros al Oeste del Municipio, en una zona dedicada al cultivo hortícola, junto al Arroyo de Santa María.
(Fuente: Ayuntamiento de Torre de Juan Abad)
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